martes, 13 de agosto de 2013

Los chuches

Vaya noche la de aquel día.

La llegada del demonio no decepcionó. Ni mucho menos. Incluso su cocina fue excelente. Una visita en plan cultural. Una visita de las que aprendes a cholón.

Lo que no sé es en qué momento me convencí de que saliendo a morir y pintándome la dirección de la oficina en todo el antebrazo al día siguiente iba a llegar a mi destino.



No llegué. Está claro. Mis intentos fueron totalmente frustrados por ese megatrón que olía a patchouli. Por esa botella de barceló. Por esas charlas con Dragos.

Uno alucinao. El otro espídico y el otro solo quería quemar la tarjeta.

Como en el Antiguo Egipto, dominados por los faraones y los caciques, llegando a ser legendarios, caímos una vez más bajo el yugo explotador de las pirámides, pirámides que iba siendo eclipsadas a ratos por el busto. Ha sido un placer, ha sido un busto.

El primer día de la abducción, al intentar volver a casa, nos paró el viejo de las putas del Palace. No había sacado la cartera de casa, como los profesionales. Profesionales del Larios. Conseguimos huir, llegar a la morada escorada y mientras la lucha por no caer sobre la mesa se tornó épica, las calderas del infierno se encendían cocinando para nosotros. 

Comer y dormir un ratito. Y a seguir con la faena.

Y ahora comienzan las más importantes lecciones. Y muchos años he tardado en aprenderlas.



En una discoteca de esas de gays que además es muy de electro, house y esas cositas hay varios tipos de gente:

1. Los que han ido a ver a un colega que pincha allí
Estos son unos pobrecitos, han ido a ver a su colega y se han encontrado en un berenjenal muy chungo del que no será fácil salir.

2. Los metidisimos
Se han puesto hasta las orejas. Lo saben. No lo van a disimular. No puede ni aunque quiera.

3. Los megamaricas
Pues eso, son así, les da igual. Van sin camisetas, o camisetas sin mangas, raros peinados, estrafalarios ropajes (valga como ejemplo un tío en un mono de spandex amarillo y rosa y hombreras de fútbol americano, un tío de 2 metros)

4. Los dealers
Tienen el suplemento vitamínico que necesites. Aunque no sepas cual es. Siempre tienen un precio amigo solo para ti por lo guapo que eres y lo bien que les has caído.

5. Los que no saben donde se han metido
Quieren salir de allí, aún son conscientes de su entorno. Tienen miedo de perder la consciencia. Se lían.

6. Los que sabían a lo que venían
Nada que decir. Saben de qué va la cosa. Saben de qué palo van.


Y luego están las mezclas de todo.

No has salido lo suficiente hasta que una enana te hace una pedorreta en la barriga.

Luego están los que se van de after después de toda la tralla. Y se van a casa de uno con dudosos gustos y K. Te lías a saco. Ves a una tipa que lleva unas NB preciosas. Y que sus ojos son aún mejores. 

Solo sería superada por alguna de las top con unas NB incluso de las normales.

A machete a por ella. Es lo que hay que hacer. La intentas impresionar poniendo temazos como La mayonesa, El niágara en bicicleta, La vaina loca... A ella le va más el hardcore. Sale la artillería pesada. La Mandanga.

K.O técnico.




Y ahí estaba el tío. Desde su trono. Viendo cada jugada que ocurría en esa sala maligna.


Ya otro día os cuento más cositas, que esto dio de si y ahora voy a ver si recuerdo su cara.

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