martes, 23 de julio de 2013

Woman on top



Un clásico de los '90. Ese anuncio lo partía. Querías ser un vampiro, trasnochar, ver el amanecer. Ahora que lo pienso...quizá ese anuncio sea el que haya marcado a toda una generación de gambiteros.

Me temo que con Ray Ban o sin ellas yo sería igual. Igual de irascible, vehemente, visceral, arisco, rojofascista, jugador, monguer, mamao, tragaldabas y demás pecados mortales que tan difícil son de evitar y tanto gusta perpetrar.

Siempre me han dicho que soy un tipo singular y hasta han llegado a decir que las vuelvo locas. Pero ahí llega el momento de cuestionarse ciertas cosas... ¿y si ya estaban locas de antes? ¿qué hago para que se vuelvan locas? ¿qué las doy? ¿y si fuera yo el loco y ellas las cuerdas?

Demasiado loca para vivir en sociedad. Demasiada sociedad para vivir en una loca.


Siempre he sido muy de hacer lo que me da la gana y, así voy, siempre un poco a trancas y barrancas. Quizá por eso me gusten tanto las NB. Son unas zapatillas muy de niño conflictivo. De amo de los parques. Chico problemático.

Las primeras que tuve fueron unas 577, las compré con unos 16 años, me duraron hasta los 21. Las mejores zapatillas que he tenido. Duras y resistentes. Hicieron viajes por España, Europa, campamentos, mocacos... Incluso treparon alguna que otra iglesia. Tuvieron la muerte que merecían. La muerte dulce. 

Tal vez algún día te quiera más que a mis New Balance.

Este finde me he marcado una huida de loco. Huida en plan Chev Chelios. Huida a la soriana. Necesitaba salir al campo. Oler los pinos. Oler la tierra mojada. Ir como un homeless por la vida. Una resaca de campo. Al principio tenía miedo. Me asustaba que yo lo echase tanto de menos y ellos no me echaran de menos a mí.

El miedo duró poco. Duró hasta que llegamos, y el egón comenzó a ser alimentado.


Recuerdo todos y cada uno de los días de todos y cada uno de los campamentos. Los coitos interruptus y las primeras frustraciones de Erro, las visitas a mundo mierda y los fuegos furtivos de Broto, en Palheirao me escapaba al chiringuito y comía carne como si fuera el medievo, escapadas a por euroahorros en Chaves y toneladas de pulpo el Verín y al final de todo... el final. Abejar.

Esas huidas de loca siempre están de moda. Y esas huidas de loca siempre son por algo.

Al llegar me di cuenta de que aún soy recordado. Caras de vinagre a nuestra llegada. Murmullos, susurros, más caras de vinagre. Pero, ¿quién soy yo para negarles el placer de dudar de mí? 

Ya lo decía Máximo Décimo Meridio, a veces hago lo que quiero, el resto del tiempo hago lo que debo. Así somos los hombres. Y el egón no se alimenta solo. Lo alimentan los demás. Pero solo si lo mereces.

En realidad las locas me preocupa bastante poco. Las cuerdas ahogan.

Ese marmitako que nos marcamos en familia fue el culmen. El ego trippin llegó al límite. Rebasó el límite. Fui inmortal.


Y esta semana habrá que volver. Más gente, más fuertes, más locos, menos cabeza. Así nos las gastamos por aquí.

Y además está ella. Woman on top. Esa tía es otro rollo. Lo mejor de lo mejor.

No me avergüenza decirlo. No me importa si ellos me han echado de menos. Yo a ellos sí.


Pd: Recomiendo under de Dodgers en Toronto y victoria simple de los Indians. Se puede combinar si se desea.

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