Ahora todas hacen daño y todas me perdonan la vida. ¡Cuán afortunado soy!
Este calor es horrible, el cerebro no funciona correctamente, los órganos internos van a un ritmo asíncrono haciendo cada uno lo que quiere y llevando el sistema al caos y la ruina.
Y ya van tres este año que me perdonan la vida y me dicen que no me quieren hacer daño. Y ya van tres veces este año que me da la risa.
Pero claro, como he pasado una racha medio turbia y tal, ya se cree todo el mundo que me he convertido en un moñas y un llorica. Pues no. Siempre he sido un moñas. Punto.
Se me llevan los demonios
De mí se ha llegado a decir que soy un jodevidas, me han llegado a llamar "El ogro", se me ha comparado con los más grandes torturadores y asesinos. Y ahora me perdonan la vida...
Con lo que yo he sido eh, la leche. Al final siempre te quedas en las cenizas de lo que un día fuiste. Aflojas un poco para descansar y te dan por muerto rápidamente.
Pero el vudú se ha encargado de hacerme resucitar. El sincretismo concentrado en el grimorio me ha devuelto la vida y ahora solo quiero comer y beber. Es un poco como "Un vampiro suelto en Brooklyn"
No quiero hacerte daño Mikel. No quiero que luego vayas diciendo que soy una zorra.
Cruzaré La calzada de los gigantes una y cien veces para ver lo que hay al otro lado y volver sin miedo. Volver a volver a volver.
Así son las cosas, con lo que yo he sido y ahora me andan perdonando la vida...ver para creer. Solo dos mujeres me han herido. La primera mi señora madre, como debe ser. Pelirroja, hija del diablo. Sin duda comandará varias centurias de los cabellos rojos en el día de la parusía.
La segunda que consiguió herirme, casi lo hizo de muerte. Un gran mérito, desde luego. Pero basta ya. No vamos regalar mérito y altura a nadie. Luego la gente habla. Y no son pocos.
Cada uno tiene que arrastrar su lastre de por vida, y el mío es rodearme de gente con escasa cordura y estabilidad mental. Yo tampoco les ando a la zaga, desde luego. Lo único que me falta es encontrar una cariátide que me aguante, no le importa que beba como un animal, reste importancia a mis ronquidos y acepte que tengo un humor extremadamente negro.
Lo mejor de todo es que no hiere quien quiere, si no quien puede. Y esto es así desde hace muchos años.
PD: la mayor parte de esta entrada ha sido escrita a las 6 y pico de la mañana en un estado un tanto... tornasolado
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