martes, 2 de julio de 2013

Del color del amanecer

Estamos a merced de los demás, por eso se debe pedir perdón por las dos partes

De niño veía los documentales de La2. Sí. Yo la siesta la echo en la cama, no en el sofá. Y me pongo el pijama, si, en calzones. El caso es que siempre me ha gustado saber.

Lo supe desde los 9 años aprox. Había leído más, mucho más, que mis compañeros de clase, más que muchos de los cursos superiores e incluso más que alguno de mis maestros. Lo supe desde los 9 años aprox. Sería mucho más inteligente que muchos de ellos, pero no más listo que muchos. La pereza impide ser listo.



El caso, uno de esos documentales de La2 versaba sobre unos patos que muchas veces confundían el nidos, poniendo huevos en nido ajeno y, que los animales, en sus intentos reproductivos buscaban compañeras similares a lo primero que veían, su madre.

No existe mujer perfecta sin defectos.

Ojo que aquí es cuando esto puede acabar en un turbio complejo de Edipo que vamos a intentar evitar a cualquier coste.

Y fue en ese momento cuando descubrí que solo quiero locas, que prefiero pelirrojas y, que por mucho que diga lo contrario, los gritos no están tan mal. Y que todo ello me haría parecer tremendamente retrasado y terriblemente masoca. Y así.

Zanahoria, caoba, del color del infierno, como el amanecer, cobre, oro viejo, incluso castañas, morenas y rubias. Rojizas ellas. El rojo es el color.


Las pelirrojas son las siervas del demonio que guiarán las huestes del mal en la tierra. Y como siempre he estado aquí y allá quiero estar seguro de que me pongo del lado correcto cuando llegue el momento. Y por eso hay que hacer amigas de todos lo colores.

Lo malo es que no hay tantas como rubias o morenas, y mi barba pelirroja no es atractivo suficiente para perpetuar la especie, por tanto, cuando veo a una de las hijas del demonio me ofusco.

Me ofusco mucho.

Y si me ofuscas mucho, la novia te puede acabar echando de la boda, y a tu secuaces, porque ya está hasta el mismísimo, no queda más bebida, son las sabediosymedia y estás al borde de la muerte.

Pero que nos quiten lo vainao, ya luego haces la ronda de perdones, realmente arrepentido, y juras controlarte.

Malditas pelirrojas. Son el infierno en la tierra. Ni con ellas ni sin ellas. Estén o no la vida se torna infernal.



Son caras de ver. Pero la espera siempre merece. Todas tienen algo oculto y cautivador que podría engatusar hasta al más duro de todos.

Pero no todo es tan bonito como se pinta. Cuando resulta que ves los colores como te sale de ahí, pues nada, a tontas y a locas. Cosas de la vida. 

Supongo que sobreviviremos. De algo hay que morir.

Aún recuerdo a la primera pelirroja que vi. Yo andaría en torno a los 9, fue ahí cuando me percaté del asunto... Era tremendamente guapa, tremendamente atractiva, me sacaba fácil 15 años. Tenía que encontrar a mi Bonnie Elizabeth Parker al precio que fuese.

Luego ya vi Gilda y, el problema no hizo sino crecer.


Me bajo. Hood needs me. Hood misses me.

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