lunes, 10 de junio de 2013

Chinaski y sus mil trabajos

Eso de la generosidad está muy bien, muy bonito y toda la pesca, un modo de vida genial. Estupendo. Vale, vale, que si. No te puedes fiar de alguien que no tenga secretos. Alguien totalmente transparente...malo. Malo, malo. Siempre hay que ser un poco egoísta, guardarse algo para uno mismo, una bala en la recámara, el cigar de camino a casa, tu pastilla de cianuro por si te cazan los aliados, tu trozo de pizza para desayunar al día siguiente, tus mayores miedos, tus anhelos más profundos.



Arder en el agua, ahogarse en el fuego

Cuando era más joven, no es que ahora sea un vejestorio, no por fuera al menos, el viejo Chinaski me fascinaba. Nadie vivía como él. Una vida totalmente destructiva, destruida. Mujeres desconocidas en bares desconocidos. Peleas, tragos, letras, trabajos inmundos para volver a pelear por tragos y tatuar unas letras al papel...



El viejo Chinaski era un romántico en el siglo XX. Cada generación hay un personaje de fama que vive de esta manera. Cada día es el último, no está dispuesto a ser el más rico del cementerio. No sabe porqué vive, pero espera un día amanecer y saber porqué. Por quién. Son los poetas malditos. Muertos antes de reconocer su genio. Todo el mundo quiere el cielo, pero pocos saben que primero hay que morir. Chinaski, Boudelaire, Fernando Pessoa o Dylan Thomas lo sabían (ojo con Dylan, que con sus dos pelotos lo último que hizo en vida fue enchufarse 18 whiskazos a palo seco).

Supongo que el de nuestra generación es Hank Moody, pero ese mamón tiene pinta de que sobrevivirá. Ya sabe lo que quiere y lo que necesita.

Estoy herido, necesito vino

Esta mañana han venido a mi mente la raza legendaria, el pueblo elegido. Los bakalas. Hace mucho que no se ve un bakala como dios manda por la calle. De hecho, la última vez que vi un Seat Leon amarillo creo que fue hace más de dos años. Tío, esa gente era otro rollo. Uno auténtico podía estar 3 días con sus 3 consecutivas noches de fiesta sin dormir subsistiendo únicamente a base de química y whisky con red bull. Eso sí que eran super hombres. Y aunque parezca que no, eran más listos de lo que todo el mundo pensaba. Tenían una capacidad de evolución del lenguaje pasmosa, creación de nuevas palabras, un uso magistral de la polisemia. Joder, con lo que ha sido este país con los bakalas campando a sus anchas con sus botas Salomon de cremallera.


A todos les gustan los mensajes crípticos, ya sean los bakalas o los poetas malditos. La diferencia es que los de unos son tan crípticos que nadie los entiende mientras que los otros son difíciles y oscuros de entender. Vamos a decir la verdad, nadie ha mandado tantos mensajes crípticos como yo. Y no solo de los que mandas a las 5.37 de la mañana con un melocotonazo de miedo en los que dices ".KT" o "estás más rica que el Larios" también he mandado de los otros. De los crípticos de verdad. De hecho vivo en claves, nunca digo las cosas de manera sencilla ni con palabras cortas. Eso es para los que no saben leer.

No valen para nada. Absolutamente para nada y, es más, la mayoría de las veces queda bastante ridículo, repulsas aún más al destinatario o destinataria y te cabreas más que antes y, lo más importante, ni haces el daño que esperabas hacer ni remueves las conciencias que esperabas remover. Nah, en realidad mola mandarlos. Te sientes guay, te crees que eres un ninja totalmente silencioso que pasa desapercibido mientras "hiere" a muerte. Y ya si lo pones en alguna red social tipo tuitel pa' flipar. Te sientes un francotirador del USMC. He estado a uno y otro lado del cañón, know watta talkin' bitch. Hablando ya de mí, personalmente me toca bastante el escroto que me dediquen tuists/estados de fb/mensajes en directo de esos encriptados. Me toca la minga a saco de hecho. En la mayoría de lo casos. Aunque a veces no, a veces mola, pero bueno, depende del tirador.



Hacerse el dolido mola, pero solo un rato. El caso es que siempre me aburro pronto de hacerme el dolido, eso del locavictigonismo nunca me ha ido mucho, lo cual no quiere decir que de tanto en tanto te de un siroco y te líes a mandar tuits-bala que acaban siendo de fogueo y que solo hacen cosquillas.

La vida es como un río, no para de fluir. Un río circular que nunca para de fluir

Hace unos días murió Tom Sharpe, el padre de Wilt. Yo si lo he sentido de verdad.

Un tantrum más y se me caen los dientes. Creo que voy a buscar una chuta para ponerme.


PD: Podéis dejar comentarios con vuestro número de teléfono si sois chicas y el de vuestras novias si sois chicos. Tengo para todas. Además también ejerzo de psicólogo a cambio de un par de trujas y una caña.



No hay comentarios:

Publicar un comentario