martes, 25 de junio de 2013

Calogero

En 1997 aproximadamente, con poco más de 9 años la vi por primera vez. Fue amor a primera vista. Un amor de esos eternos, que no se gastan nunca. Sin duda es de mis favoritas. No cabe duda.

Llevo 2 días trabajando y, en cierto modo...no sé, me siento un poco como contrariando semejante masterpiece. Es una oficina bastante peculiar, la verdad. Un tío que habla de bicis y al que todo el mundo vacila, un cachalote con un severo retraso mental, una semi cachonda con severo retraso mental, prima del cachalote y, que por cierto, ambas denotan cierto prognatismo...

Choose a life, choose a job, choose a career.

A pesar de ser tremendamente dura con un niño de mi edad, la vi con la madurez que merecía. Fue la primera de todas, la que despertó la pasión y, pequeño break para bajar a por tomaco, a pesar de lo que dicen, no va de drogas, de mala vida y de no llegar a nada. Va de vida. De vivir la vida que quieres vivir. Y eso lo tuve claro desde el primer momento.


Hace unos años, en el posiblemente peor año de mi vida, hice un viaje de pirados. Teníamos una tapadera bastante creíble y decente, unas pachis, pero la cosa nació torcida. Montamos en un Volvo del año 90. Una bestia de 200 CV. Cinta de 8 pistas que llevaba una grabación en bucle. 500 miles. Latas de tantrum suficientes como para matar a Pocholo y tabaco como para causar 30 enfisemas. 

Jamás ganes a una persona que quieres convencer

Fue un road trip en toda regla. Fue llegar a Pucela, nuestro destino final y empezar a beber. Botella de vodka con hierbas de nosequé traídas de nosedonde en cuestión de media hora, luego copas y de postre más copas. Entre medias conocí a una tipa que se llamaba Inés. Unos coconuts maravillosos, una inteligencia portentosa, un cuerpo hecho de pecado...

Más adelante, con 11 años vi otra masterpiece que a toda una generación enseñó el valor de la omertá, la fidelidad a uno mismo y el precio de la amistad. Y el amor. C nos enseñó el amor.

Esa gente llevaba el savoire faire en la sangre. El arte de hacer las cosas como deben ser hechas. Esa jodida mierda me ha marcado 4 life.

Aquella noche en Valladolid también conocí a un tipo que se decía nieto de Delibes. Hablaba a gritos, tenía pechopalomo y un prognatismo bastante preocupante. Bebía como si fuese el fin del mundo. A las 6 a.m se encaminó a su casa tambaleante alegando que mañana tenía que trabajar las tierras. En navidad. A 10 bajo cero. Una pena que no siguiese los pasos de su abuelo...una auténtica pena.

Scorcese bebió con De Niro. No es por mi. Es por el público.


Ahora soy lo que Renton repudiaría. Soy lo que Begbie aporrearía. Vivo para trabajar, vivo para pagar mis deudas con el Estado. No puedo aprovechar estas fantásticas noches de verano estando en la calle bebiendo cerveza gélida hasta horas totalmente impropias. Acabaré eligiendo DIY and wondering who the fuck am i on a sunday morning.

Aquel viaje acabó con unas 6 matrículas robadas en el maletero, una foto de un radar en dirección contraria a 100 km/h en la Av. Zorrilla, un asalto a una gasolinera y durmiendo en un coche en la puerta de un colegio. Fue maravilloso.

La prueba de la puerta nunca falla. La prueba de la puerta es lo mejor de lo mejor. Nunca engaña. Es como el algodón. Lo único que importa es lo que tú quieras. 

Pero mi gran amor es salir de parranda. El otro es el cine. Y en nada tengo una boda.


PD: sigo buscando a una chica con buen tipo y piscina que le agrade mi compañía en las soleadas y sepsis tardes de julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario